En esta entrevista se muestra tal y como es y habla con auténtica pasión sobre la actividad que le cambió la vida. Una mujer hecha a sí misma con toda una mochila llena de experiencias y conocimientos que tenemos el enorme placer de disfrutar en CrossFit 939 en Arroyomolinos.
– ¿Cómo empezó la relación de María con el CrossFit?
Me topé con el CrossFit buscándolo, la verdad. Desde niña toqué muchos deportes pero al final no dejan de ser especialidades y los dejaba de practicar por desmotivación. En 2012, recuerdo que pasaba por un momento difícil para mí y me cansé de escucharme diciendo que necesitaba algo diferente pero mis hábitos diarios eran siempre los mismos. En aquel entonces yo me hacía mis propias rutinas en el gimnasio con lo que podía saber por entonces e investigaba por mi cuenta, pero no me motivaba, notaba que en realidad gimnasio y salir a correr no tenía una transferencia eficaz a la hora de hacer otras actividades físicas, no conseguía los objetivos que yo entendía que era una persona en forma.
Así que un día me senté frente al ordenador y empecé a escribir en el buscador palabras que tuvieran algo que ver con lo que yo quería encontrar. No recuerdo bien cuáles fueron, me aparecieron cosas relacionadas con la supervivencia y demás pero finalmente encontré algo a lo que llamaban CrossFit. Cuanto más leía sobre aquello, más cosquilleo en el estómago sentía. No me podía creer que una actividad reuniese tantas cosas que yo ansiaba encontrar, no entendía todo lo que leía pero me encandilaba: intensidad, ejercicios variados, mejora de las capacidades físicas, potencia… Y mi sorpresa fue mayor cuando busqué lugares donde practicarlo y sólo encontré dos o tres en España y justo había uno donde yo vivía: en Alcorcón. Así fue como conocí lo que hoy considero mi suerte y mi cuna, y a donde vuelvo una y otra vez por mucho tiempo y cambios que en mi vida pasen. Me fui directa a Tracivs. Con más miedo que vergüenza no quise ni hacer prueba, me apunté directamente en Enero de 2013.
Empecé con mucho sufrimiento pero con muchas ganas mi nuevo hábito transformador sabiendo que había un antes y un después. Lo que no imaginaba es que me fuera a cambiar, ayudar y a enseñar tanto por dentro con el paso del tiempo.
Aunque no es lo habitual por mi forma de ser, me lo tomé súper en serio. Por entonces recuerdo que nada me podía parar, incluso con un familiar ingresado en la UCI. Recuerdo que después de ir a verle me organizaba para no faltar a mi entrenamiento, no hablaba mucho con nadie, fueron tiempos jodidos de romper con pasados y estaba comprometida y enfocada con cumplir con cada sesión. Me imaginaba que si sacaba una “repe” más las cosas irían mejor.
Al tiempo de practicar CrossFit fui fácil de convencer y me hicieron la ficha para participar en las competiciones de halterofilia con el club. Nunca pensé dedicarme a ello, también tengo 3 o 4 cursos de educación canina y estoy titulada como adiestradora canina y ayudante técnico veterinario. Pero entre el contacto diario con el entrenamiento y mi faceta de loro me hacían beberme toda la información que encontraba y no paraba de pensar en los porqués y paraqués de lo que hacíamos y cómo lo hacíamos cada día en el box.
En 2014 me saqué un curso de entrenadora de musculación y Fitness y aunque temas en común como las máquinas y la musculación, a mí lo que me gustaba era el entrenamiento funcional en constante cambio. En 2015, vivía en Baleares pero vi que se impartía el L1 de CF en Madrid, y vine a sacármelo.
Echaba una mano dando algunas clases de fundamentos y CrossFit en Tracivs. Yo veneraba el trabajo que ahí dentro se hacía y esa responsabilidad recuerdo que me imponía muchísimo. Pero me di cuenta que me salía natural y me encantaba encontrar la manera de enseñar lo que tenían que aprender ese día según el carácter de cada persona.
Al medio año se realizaba en Madrid un curso específico para entrenador de Club de Halterofilia impartido por Borrazas que me apetecía mucho hacer. En 2017 me saqué también para ser juez de 2ª en las competiciones de haltero en la federación y fui juez en las que me citaron y el horario de competiciones me lo permitía. Y así, sin ser muy consciente, me vi trabajando de lo que me apasionaba, aunque descubrí también una parte difícil de este mundo y es que no todo el que monta un box tiene los mismos valores que tú respecto a las formas, el concepto, el trato, la programación, valorar tu trabajo, objetivos etc. Cuando salí de mi mundo a otros boxes de España me costó asimilar que no se entendiera la salud o las formas de la misma manera. Así que allá donde trabajaba no podía evitar aplicar los valores y los procedimientos aprendidos, aunque eso hiciera el trabajo mucho más costoso en esfuerzo y poco recompensado.
– Cuando Víctor pensó en su proyecto, tuvo claro desde el principio que quería que fueras de la mano, ¿por qué te sumaste al proyecto de CrossFit 939?
La verdad que no valoraba volver a trabajar en un box de CrossFit. En años anteriores me entregué en cuerpo y alma siendo muy consecuente con mi trabajo pero con los años tuve mucho desgaste en sentido de verme teniendo que lidiar con situaciones difíciles para mí por las diferencias de valores con algún responsable de boxes y respecto a las formas de aplicar este sistema de entrenamiento, el concepto de salud y las condiciones de trabajo. No siempre se puede comer de tu vocación.
Sin embargo, Víctor y yo nos conocemos desde hace muchos años, hemos entrenado juntos en el mismo box y al final compartes mucho tiempo, entre bromas, días mejores y peores compartidos, cenas de equipo, se crea un vínculo especial, y cuando me contactó con la idea hubo unos segundos que lo quise valorar con el filtro de mis experiencias menos positivas, pero poco me duró, la verdad. Me encontraba en los países nórdicos intentando superar y aprender de una situación personal un poco difícil sin muchas fuerzas, pero ya tenía más o menos fecha de volver a España y, aun con la bajona, no lo dudé mucho. Nos entendimos fácil, le pregunté qué necesitaba y enseguida estuvimos de acuerdo en la visión y el objetivo.
Me convenció que para mí Víctor es alguien cercano, con quien puedo hablar de cualquier tema, es una persona que escucha y valora todo lo que le comentes, sabemos que somos muy diferentes en algunos aspectos y eso nos enriquece porque nos aportamos diferentes puntos de vista y respecto al box coincidimos en muchos valores e ideas, venimos del mismo sitio y con los bagajes de cada uno pienso que nos aportamos el uno al otro. En realidad, que quisiera contar conmigo fue un honor, nos encanta organizar entrenamientos, estamos a gusto entre barras y discos y formar parte del proyecto desde el principio iba a ser muy gratificante. Estamos creando una comunidad encantadora, con perfiles muy diferentes pero unidos por la actividad física y la salud y a eso no se puede decir que no, si encima es al lado de un amigo.
– ¿Qué crees que es lo mejor de María dentro del box?
Bueno a eso te tendría que contestar las personas que se encuentran conmigo en clase. Supongo que no se puede caer bien a todo el mundo, cada día es diferente, cada uno venimos con nuestros problemas, nuestra energía ese día, prejuicios, etc., pero creo que, sobre todo a través del respeto mutuo, intento centrarme en trasmitir bien a todos los presentes mi trabajo que es ser una buena guía en la medida en que lo necesiten. Me gusta mucho ponerme en el lugar del otro, cuando explico una clase intento hacerlo fácil tanto para el que está en sus primeras sesiones como para experimentados. Después me enfoco en identificar lo que esa persona necesita para sacar provecho del entrenamiento del día, tanto en los ejercicios específicos como en el grueso del entreno, adaptar según observas sus capacidades y no tener ningún impedimento a la hora de modificar en medio del entreno si sus circunstancias cambian y hay que quitar o modificar alguna parte.
La seguridad durante las clases para mí no es discutible, no paso por alto situaciones que identifique de mínimo riesgo, discos y material por el suelo en lugares que pueda haber tropiezos etc. Suelo incidir mucho en progresiones lógicas, enseñar a salvar situaciones de fallo etc. Y me enfoco mucho en la técnica, en cuanto veo que la persona me puede dar un poco más vamos limando errores para que se parezca lo máximo al movimiento óptimo. De más a menos grave voy indicándoles correcciones simples y, si ellos lo dan, voy metiéndoles más caña con los pequeños detalles de ejecución cuando ya el grueso está entendido. Soy muy pesada en eso. También hay tiempo para las payasadas y el humor. Es algo que va conmigo así que normalmente no faltan. Al final somos todos lo mismo, nos reímos de nuestro ego y aprendemos de nuestra vulnerabilidad que me parece maravilloso. Cada persona es diferente y tienes que adaptarte a su carácter.
– ¿Cómo es María fuera del box?
Fuera del box mi vida es bastante tranquila. Mi pasión es disfrutar y sufrir a veces también la naturaleza. Casi siempre elijo planes donde haya verde, agua y sonido de bichos silvestres, antes que entornos de hormigón.
Comparto vida con tres perras así que casi todo mi ocio y mi vida está adaptado a estar con ellas. Tenemos una convivencia muy cercana. Hemos viajado bastante en camper que es lo que mejor se adapta a nuestro ritmo, pasiones y circunstancias. Les encanta igual o más que a mí coger carretera y pasar el tiempo que podamos o queramos al lado de cualquier lugar donde podamos estar tranquilas en entornos ricos en verde. Así que mis aventuras siempre tienen que ver con situaciones de campo, caídas, bichos, picaduras, perras que persiguen caballos, cabras, toros, gatos, etc.
Me mola escuchar podcast de muchos temas diferentes, psicología, polimatía, mundo camper, perros, salud, ejercicio, etc. No veo la televisión casi nunca, me estresa bastante, y no tengo Netflix ni nada de eso así que mi ocio es leer o escuchar cosas que me molan, hacerme algo rico en casa y disfrutarlo fuera mientras mis perras juguetean. Disfruto con la calma, salir a dar una vuelta con mi música, disfrutar siempre que puedo de mis sobrinos, ahora que todavía me hacen caso, e intentar compartir con ellos los valores importantes para mí que me ha enseñado la vida. Desde la infancia, siempre he sido de hacer y pasar mucho tiempo sola, pero no pierdo oportunidad de pasar buenos ratos con gente que me resulte interesante. Me mola intercambiar puntos de vista y aprender de otros. Y, ahora que estoy de vuelta, me gusta la idea de crear algunos vínculos sanos con gente bonita de mi alrededor. Comer por ahí, ir de brunch me flipa… Respecto a inquietudes siempre son cambiantes y siempre encuentro alguna historia nueva que requiera mi atención, así que me reciclo constantemente con algún invento nuevo. Ahora ando con la camperización de la furgoneta pensando a ver como lo hago…
– Tú que conoces bien el mundo del CrossFit y que has pasado por varios box, ¿cuáles crees que son los puntos fuertes de CrossFit 939?
Creo que es un box real, cercano, con un objetivo muy sano, sin pretensión de ideas de metodologías secretistas y gurús del movimiento. Nos sentimos implicados con dar una buena experiencia, conseguir que las personas descubran sus capacidades y despertarles ese sentido innato de la auto superación que todo el que esté dispuesto puede disfrutar y explorar. Pretendemos guiar y acompañar a la gente a descubrir todo lo que te puede aportar este hábito a través del movimiento que es para lo que nuestro cuerpo está diseñado y con lo que nuestra mente trabaja sus capacidades y encuentra el equilibrio. Con lo que nos ha funcionado a nosotros, con lo de toda la vida.
– ¿Por qué animarías a alguien que no ha practicado CrossFit nunca a comenzar a hacerlo?
Creo que es una actividad que saca de ti todo lo que eres. Es un medio para conocerte, para sacar nuestro carácter. Nos ayuda a saber cómo nos relacionamos con el sufrimiento, cómo gestionamos el trabajo que está por hacer, cuánto nos comprometemos con nosotros mismos, cómo manejamos nuestro ego, cómo nos recuperamos de una mala baza, etc. El trabajo contrarreloj nos pone contra las cuerdas y a las personas se nos conoce en las malas. Cuando estamos cansados, tú eliges. Te comes los “repes”, te enfadas, respiras y sigues. Te comunicas y lo adaptas. Te frustras cuando no te sale. Lo que haces te enseña a saber en quien puedes convertirte. En tener la opción de elegir. En aprender que la adversidad forma parte de la vida.
Personalmente, este hábito, esta forma de entrenar, me ha enseñado a conocerme y me ha dado herramientas para mi vida fuera del box. Estar resolviendo un trabajo diferente cada día, “repe” a “repe”, cerca de otras personas con diferentes circunstancias, pero compartiendo ese momento juntos, une mucho y aporta valores. Aquí nadie lleva unos cascos y está incomunicado a su bola. Cuando entras por la puerta pasas a formar parte del grupo. Aquí somos todos lo mismo, al margen de nuestro cargo en el trabajo y nuestras historias personales o nuestra cuenta bancaria. Todos resolvemos el mismo trabajo, pero cada uno inevitablemente el suyo. Eso da una motivación y una unión brutal, probar la auto superación en la medida que cada uno quiera ya no tiene vuelta atrás. Es una inversión en ti.